Las manos quietas hablan de paciencia,
y la lengua dentro de la boca
de plenitud sapiencial;
No cae la noche tras el día,
se complementan en el infinito
y la lengua dentro de la boca
de plenitud sapiencial;
No cae la noche tras el día,
se complementan en el infinito
3 comentarios:
Mis manos nunca están quietas y mi lengua busca sabores nuevos.
El día no es nada sin la noche.
Un abrazo.
tawaki olvidé de decirte....en el cambio está la evolución, en el movimiento está la vida. Yo también soy alma inquieta y me gustan los sabores nuevos, creo que como cualquier mortal.
Un abrazo, también
Ay, que sostén natural!
Me ha encantado este poema, Carmen.
Saludos amiga,
Mabel.
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