
Sin transgredir ninguna ley del cosmos, la paciencia se hizo un cobijo en mi alma.
Desde hace mil años anhelé el posible retorno a la vida.
Pero me acomodé en una espera sin límites, dónde la luz me invadió y me inundó.
Hoy retorno a un hogar que me llevará de nuevo a ti.
-“Vamos, mujer, un pequeño empujón más. Respira profundamente y expira. Ahora, ahora es el momento” dijo la comadrona.
Recuerdo quien soy, recuerdo quien…..recuerdo……re…….
-”Mira. Es una preciosa niña”.
-“Sí, mi pequeña María” dijo mi madre.
Pero....yo me llamo…….Y horrorizada no supe quien era y rompí a llorar.
5 comentarios:
Por esas cosas de la vida y de la web descubrí un cuento de infinita ternura que mencionaba unas canicas...desfallecí, desmejoré, enflaquesí, decaí, debilité...pero a poco encontré el link y llegue a éste...tu blog,justo,justo, justo cuando nacias....
besos!
Altamira
Recordamos todo justo antes de ese momento, y nos pasamos la vida buscando quienes somos, hasta que inevitablemente volvemos a olvidar....
Me gustó el relat, abrazos..
jo
carmen,
no me arañes el alma.
bonito es.
Gracias, infinitamente os doy las gracias.
Bueno la vida o la muerte ¡Que más da! Es lo mismo pero en la simpleza de reconocernos.
Besos también :-)
Mar-Carmen yo tengo 3 hijos y como bien dices eses momento es excepcional.
Abrazala mucho y recuerda la unión ya existía.
Felicidades mama, un beso en tu alma.
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