martes, enero 29, 2008

Je ne regrette rien







Me gusta enormemente Edith Piaf. Como los buenos poetas del siglo XIX , su voz desgarra el alma. Recuerdo cuando tenía unos 12 años le dije a mi hermana mayor: " que quiere decir cuando dice ...."Non, rien de rien, non je ne regrette rien, ni le bien, ni le mal...." Yo que había sido educado en la fé cristiana no entendía porque esa señora decía que no le importaba nada, ni el bien ni el mal que había hecho, si estaba con él, si él la amaba hasta morir como ella a él.

"Pero es una pedante me dijo, hay que saber retractarse y saber pedir perdón, saber cuando nos equivocamos"....Cierto, dije ¿pero cuando se ama intensamente todo vale no?Me sonrió y se marchó diciendo "Ya lo sabrás cuando seas grande"..Ya soy grande y a veces me cuesta quitarme esa presión impuesta por los padres ( los cuales, aprovecho el caso, adoro y quiero mucho), esa presión por tener que hacer las cosas como se deben hacer sin escuchar mi alma que me grita..."QUIERO SER, QUIERO ESTAR, QUIERO ENTRAR..." Y me vuelvo a escudar en mis palabras y mis silencios.

Y después de esta breve reflexión ha surgido ésto:





No me molesta la cordura de los ausentes
cuando tornan cada día en mis instantes
ni las miradas de sus abrazos

al proteger esa locura
que me habita tras la palabra,

arrinconada y olvidada


No me molesta la soledad de los silencios
si mi sentir se hace uno

en esta alma que te grita mis deseos

4 comentarios:

Merce dijo...

Es que había que ser buena, y sobre todo parecerlo... una buena terapia...gritemos Carmen, gritemos...

Tawaki dijo...

Tengo pendiente la película, que me han dicho que está muy bien.

Hay algo en mi blog para ti.

Un abrazo.

carmen dijo...

:)) si, merce, gritar debería ser la solución en más de una ocasión...gracias por estar y comentar

tawaki , la película me impactó...es buena
¿Un regalo? Me encantan los regalos.

Bsos a los dos

Tania dijo...

Es un poema hermoso y me resultó muy delicado el pequeño recuerdo que lo antecede. Y me hace pensar en cuantos gritos habitan el alma, y en cuánto silencio necesitamos para escucharlos...

Te dejo un abrazo fuerte, querida Carmen (y gracias por el cariño que siempre me llega en tus comentarios).