
Ya no sé si quiero o no quiero
Ya no sé si todo es dolor
o el dolor es el vivir.
Pero, exhausta,
me entrego a mi misma.
Y miro mis manos.
Vosotros,
rapaces de sueños,
incapaces de amar,
lucháis amargados
queriendo tocar
las manos que entregan.
Ya no sueñan las manos,
ya no viven los sueños
sólo duermen.
No volverán los oscuros lamentos,
pues de nada se alimentan.
El corazón vacío y lleno a la vez
disfruta de su amor.
Ya no volverán los temores de vivir,
pues de nada se alimentan.
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