Mírate,
atrapado en una ventana
al otro lado del cristal
donde los ojos rompen
los caminos inhóspitos del amor
La mirada petrificada
buscando la caricia
se detiene.
Y sonrío.
Mírame,
Soy tu yo,
insolentemente sola
que clama a la cordura
veinte segundos de tu vida.
-El camino no tiene fin
¿Y el encuentro?
Rompe al amado que se retuerce
entre gritos silenciosos.
-Silencios.
Se imponen y adormecen los sentidos
Palpo y no encuentro
¿ donde reside el amor?
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